Inventar, crear y escribir con un tema monstruoso

                                ¡Qué susto! Un monstruo                                                      
                                              Proyecto sobre monstruos en sala de 5

Los monstruos ocupan un lugar privilegiado dentro de las salas de jardín, quizás por su gran potencial de imaginación y juego que presenta. Dado la presencia de monstruos de todo tipo dentro de esta sala de 5 se decidió trabajar sobre ellos a partir del juego y de la literatura.
                                                                                                                                 por Paula Foray

Hay un monstruo en mi bolsillo. Comenzábamos la segunda mitad del año, y nos planteábamos la necesidad de comenzar a trabajar sobre la creación de historias por parte de los niños y las niñas. Observamos que en la sala los cuentos más elegidos eran aquellos que tenían historias de monstruos y de miedo, por eso comenzamos la búsqueda pero nos dimos cuenta que también existen monstruos doméstico, decidimos entonces utilizar algunas de estas criaturas que aparecen en el libro “Manual de Monstruos Domésticos” de Stanislav Marijanovic.  
Las actividades se planearon pensando en trabajar durante un mes, dos monstruos por semana, leyendo de a uno por vez y luego trabajar en pequeños grupos para la creación de cada historia.
La primera semana. La sala se prepara con todas las luces apagadas, se colocan telas colgadas como un techo y una gran alfombra, realizada anteriormente con el grupo y con ayuda de las familias, en la mesa se coloca el libro y unas linternas iluminándolo. Cuando el grupo entra, algunos se quedan parados, otros se acercan y miran sorprendidos, nadie toca el libro, un nene dice “ese es un libro muy importante…esta todo iluminado”, otro dice “si, le sale luz”. De a poco se comienzan a sentar, agarro el libro y les cuento que es un libro importante porque allí hay un montón de monstruos, pero que son monstruos domestico. Les explico que eso quiere decir que son monstruos que pueden vivir en nuestras casas, y uno de las nenas dice “claro como los perros, o los gatos”, claro porque son domésticos.
El primero en llegar a la sala es “Topami” un pequeño monstruo que todo lo quiere, luego nos dividimos en dos grupos, en uno pensamos y escribimos a donde vivirá, como será su casa, su barrio y cual será su comida preferida. Mientras que en el otro grupo se pensaron las cosas que más le gusta hacer.  
Esa misma semana llego a la sala “Instantania”, la mayoría de los nenes y las nenas se sintieron identificados/as, una de las nenas confeso “a mi me ataca en el kiosco de la esquina y mi mamá me reta”. Entonces a partir de esto decidimos hacer en grupo una lista de todos los lugares en donde ataca Instantania y nos hace pedir a los gritos que queremos algo ya. La lista realizada fue realmente larga, salieron lugares como kioscos, shopings, la juguetería, la casa de la abuela, la calesita, a la hora de comer y hasta en el jardín.
    


 La segunda semana. Preparamos nuevamente la sala esta vez con una ronda de sillas, y colocamos dos cartulinas de diferentes colores colgadas en la pared. Mostramos a nuestros nuevos monstruos “Angustius el magnífico y sustos el breve”, explico que estos dos siempre vienen juntos. El grupo escucha su descripción con atención, pero una de las nenas dice “este no me gusta nada” y otro le contesta “ a mí si, porque te asusta, este es monstruo de verdad”. Entonces después de este comentario propongo escribir en una de las cartulinas las cosas que les angustian o asusta, no sale muchas cosas, uno dice “quedarme solo”, otro “que se rompa la tele”, pero no sale mucho más, entonces empezamos a pensar que cosas nos hacen llorar, así salen ideas más elaboradas, “yo lloro cuando mi hermana me pega”, “cuando mi mamá se va a trabajar”, “cuando llegaba al jardín, ¿te acordas seño?” “yo lloro cuando mi mamá no me deja invitar a Vicky a mi casa”.
A partir de todas estas ideas, en la otra cartulina empezamos a escribir algunas estrategias para escaparnos de este monstruo, como por ejemplo, agarrar muy fuerte una de nuestras muñecas preferidas, jugar mucho a algo divertido, mirar la tele, tomar un helado, entre otras tantas cosas.
Esa misma semana tuvimos la triste noticia de que el libro de monstruos se había perdido, lo buscamos por todos lados, adentro de los armarios, en la biblioteca y hasta en el patio y nos dimos cuenta que nos había atacado otro monstruo realmente grave, el “Doctor Extraviuos”, un especialista en perder cosas y olvidarlas por cualquier lado. Por suerte el libro lo encontramos en la sala de 4, entonces pudimos leer que cosas hacia este lindo monstruito, y así decidimos escribir algunas formas de no perder las cosas y recordar donde las dejábamos.

La tercera semana. Estábamos conversando con el grupo sobre que cosas nos gustaban hacer en casa, y gano mirar la tele. Entonces a pesar de que no era el día que nos visitaba el libro de monstruos, les conté que existía un personaje raro, pero muy raro que se llamaba “Rayo Catódicus”, que era un monstruo viejo y malhumorado que tenía poderes extraños. Buscamos el libro y leímos que este monstruo tenía una forma particular de atacar, tirando rayos que te obligaban a mirar la televisión. Uno de los nenes sorprendido dijo “ahhh entonces nos está atacando este viejo”. Pensamos que sería divertido pensar en otras cosas para hacer, y así vencer a este monstruo, entonces en dos grupos comenzamos a pensar, “podemos cocinar” o “andar en bicicleta, como hago yo” dijo uno, “o jugar con la pelota” o “ir a la pileta” o “al parque”, así salieron muchas ideas y decidimos además de escribirlas dibujarlas en una hoja para no olvidárnoslas.
Los/as chicos/as sabían que existían muchos monstruos, pero que sólo íbamos a leer algunos, pero mientras pensábamos cosas sobre cada uno también se escuchaban monstruos nuevos, los observábamos jugando en el patio y dentro de la sala. Por esto propusimos realizar una lista con monstruos que ellos/as mismos/as habían inventado, y les pedimos ayuda a las familias. Así llegaron a la sala personajes como “Resfiriuos Moquiudo” el monstruo que se alimenta de mocos, “Chamchus” que te hace hacer cosas chanchas y ensuciarte todo, y entre otros, apareció “Carlota” la monstrua que come y come sin compartir con nadie y ataca siempre cuando hay un cumpleaños.
Cuarta y última semana. Los monstruos se habían convertido en parte fundamental de la sala, las listas estaban pegadas en las paredes, las acompañaban algunos dibujos y los nenes/as las miraban constantemente. Entonces, a pesar de que no estaba planificado con anterioridad, evaluamos que sería bueno armar un libro con todo ese material que habíamos producido en esas tres semanas.
Dividimos tareas, algunos/as se dedicaron a escribir con ayuda de la maestra las cosas que decían en las listas. Otros/as realizaron los dibujos necesarios, porque según uno de los nenes “en los libros no pueden faltar dibujos”.  Hicimos rompecabezas para armar nuestro mejor monstruo y también los agregamos a nuestro libro.
Finalmente hicimos una gran presentación con las familias mostrando nuestro nuevo libro, y así comenzó a circular por cada una de las casas, con cuidado de que no nos atacara de improviso en cualquier lugar.



                              




             

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