Rayos y Centellas: Un proyecto sobre Súper Heróes
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Rayos y
centellas
Un
proyecto sobre Súper Héroes!!
A partir de la
observación de un juego recurrente que desarrollaban los niños y niñas de la
sala de cuatro del barrio de Piletones, comenzamos a pensar este proyecto sobre
Superhéroes, en donde “matar o morir” era la base de nuestro juego.
Por Gisela Macellaro y Paula Foray
Recorcholis, chicos jugando
“Se ha
muerto”, “hay que salvarlo” “oh no, iré volando” “Corramos nos van a atrapar” “mira
tengo poderes de rayos”; Estas frases inundaban el patio, los chicos corrían y
saltaban, mientras Sportacus y Stefani se perseguían y se escapaban de algún
que otro monstruo. Nosotras, mirábamos como jugaban. Empezaba la segunda mitad
del año y teníamos que planificar. Nos preocupaba un juego recurrente de golpes
y empujones que se daba sobre todo en un pequeño grupo de niños. La realización
de actividades de grupo total era muy difícil de sostener, siempre había algún
sub-grupo que no participaba. En ocasiones nuestra presencia parecía ser
innecesaria, ellos jugaban entre ellos en el patio pero nosotras no lográbamos
entrar en ese juego. Nos preguntábamos qué sentido tenía que ellos vinieran al
jardín si hacían lo mismo que si estuvieran solos, realizábamos juegos grupales
para generar vínculos entre todos, tomábamos las ideas que ellos traían pero a
los cinco minutos ya estaban todos en distintos rincones sin hacer nada.
Una mañana de
sol, entrábamos a la sala, cuando escuchamos “Dale no te mueras que ya entramos
a la sala”. Cristian estaba tirado en el suelo, y Ayelén lo sacudía y gritaba
“se ha muerto”. En ese momento, no se
bien que fue, pero nos miramos y con una sonrisa sin decirnos nada, las dos
sabíamos que esos personajes se convertían en un tema de grandes.
Esa mañana
decidimos abrirles la puerta de la sala a los tan famosos “súper héroes”. Nos
juntamos a planificar y hubo varios encuentros hasta que el proyecto estuvo
terminado. Así, después de mucho pensar y discutir, el hombre araña nos daba la
mano y nos permitía entrar a su mundo.
Debido
a las características del grupo, y a que las actividades de grupo total, solían
ser complicadas de llevar a cabo, fuimos pensamos diferentes estrategias para
poder realizar el trabajo. A veces trabajábamos en grupo total, otras
preferíamos realizar dos sub-grupos que investigarán lo mismo y otras veces
proponiendo actividades que tengan que ver con el proyecto en simultáneo con
otras que no tenían nada que ver.
Manos a la obra
Llegamos un
día y propusimos hacer una ronda entre todos, como sucedía frecuentemente un
sub-grupo no quería escuchar ni saber nada de lo que íbamos a contar, y cada
uno se sentó en una punta diferente de la sala, el resto del grupo se sentaron
con nosotras y esperaban ansiosos lo que teníamos para decirles.
Les contamos
que desde ese día íbamos a empezar a investigar sobre los Súper héroes, que
necesitábamos que nos ayudarán a buscar información de como se vestían, que
cosas hacían cuando no estaban en sus casas sin salvar al mundo, como
practicaban para volar. Los chicos abrían grande los ojos, saltaban en las
sillas, Luz y Mariana que habían quedado afuera de la ronda se empezaron a
acercar, con ellas el resto de los niños. Pero Cristian y Mauricio seguían
sentados en un rincón.
En la ronda, hablaban
todos juntos, “si vuelan con las manos así” (estiraban los brazos), “y saltan
porque tienen súper poderes”. Les explicamos que la idea era investigar para
poder armar nuestro propio súper héroe, íbamos a tener mucho trabajo porque
teníamos que inventar los nombres, buscar la ropa, aprender a movernos. Lo
primero que hicimos fue una lista de todos los súper héroes que conocíamos, y
anotamos al lado cuales eran los poderes que tenían.
Luego de
puesto en marcha el proyecto, la verdad es que al principio nos sentíamos un
poco decepcionadas, viendo que algunos niños tampoco se “entusiasmaban” con
esto, pero igual apostábamos a que con el paso de las actividades y a través de
todo este trabajo sería posible “llegar” a ese grupo de niños que se alejaba, y
así poder invitarlos a jugar con nosotros y lograr de a poco conformar un
vínculo grupal, donde todos y todas pudieran compartir su juego respetándose y escuchándose.
La idea era
realizar diferentes actividades que nos permitieran ir construyendo nuestro
producto final. Por eso comenzamos investigando sobre la ropa, para esto
trabajamos en dos grupos, leyendo diferentes revistas de historietas. El
objetivo principal era buscar la ropa que usaban esos súper héroes, por eso
sólo debíamos prestar especial atención a esto. Una vez que los dos grupos
terminamos nos juntamos en una ronda, primero leímos las dos listas y después
para no tener cosas repetidas, hicimos un afiche en común con todas las prendas,
y lo colgamos en la pared para no olvidarnos de nada. “El hombre araña usa
bombacha” decía Melani, “es un calzón”
se enojaba Cristian. Todo el grupo participaba, era la primera vez que todos
querían hablar, trabajamos mucho para que se escucharan, y se respetaran cuando
no opinaban igual.
Trabajábamos
desde diferentes áreas,
indagando qué sabían ellos sobre los superhéroes e investigando en las familias
y ofreciéndoles distintos materiales de investigación, ¿Cuáles conocían? ¿Si
todos eran hombres, o si también había mujeres? Eran algunas de las preguntas
que aparecían en el grupo. Propusimos
desde la plástica, dibujar los superhéroes que conocían, como también inventar
uno propio, y luego en forma grupal crear un superhéroe (muñeco) con el que
podamos jugar en la sala. También armamos y pintamos máscaras para perfeccionar
nuestros disfraces.
Jugar por jugar…donde es posible morir o matar
En el nivel
inicial el juego forma parte principal del trabajo diario, estamos convencidas
de que ayuda a promover la adquisición y construcción de conocimiento y que no
se puede considerar una actividad menor ni tampoco debería constituirse como
una recompensa o un período de descanso respecto de otros momentos de trabajos.
Por esto el juego fue la base principal
de nuestro proyecto, y muchas de las actividades se basaron en construir un
espacio “apto” para jugar, teníamos que
trasformar la sala: corríamos las mesas, atábamos sogas de una ventana a la
otra, tirábamos cosas al piso,
utilizábamos pañuelos, telas, cintas. Todos participábamos,
conversábamos que cosas poner y que cosas no, los chicos hablaban entre ellos y
se consultaban todo. En estos momentos se permitía “casi” todo, saltábamos y
caminábamos sobre la mesa, corríamos en la sala, subíamos los triciclos del
patio, hacíamos que luchábamos, usábamos armas, nos matábamos y pegábamos pero
no podíamos hacerlo de verdad, teníamos que tener mucho cuidado de no
lastimarnos ni lastimar a nadie. Los chicos jugaban, nosotras también
Aquí el juego
aparece como lenguaje principal y actividad primordial, los chicos exploraban
los materiales, conversaban entre ellos pudiendo llegar a acuerdos sin
pelearse, nosotras interveníamos sólo sí era necesario. Las historias iban
siendo cada día más ricas y divertidas. Los chicos ponían en movimiento su
imaginación y su creatividad individual, el trabajo en grupo los ayudaba a no
darse por vencidos. El juego los iba uniendo como grupo, jugaban todos juntos y
mientras tanto podían mantener largas conversaciones acerca de cómo iba
quedando su propio disfraz de superhéroe.
Del juego al hecho hay un proyecto
La idea de
pensar en un proyecto nos sirvió para comprometer al grupo con el trabajo,
todos sabíamos para qué hacíamos cada cosa, y esto ayudó a que opinarán y
participaran de cada decisión. Consideramos que el trabajar con proyectos
dentro del nivel inicial, nos ayuda a
acercar a los niños a otra manera posible de conocer; esta forma de organizar
la tarea les permite a ellos ser participes de lo que va sucediendo en la sala,
y saber en cada momento el para qué de cada actividad. Los chicos del nivel
inicial pueden ser parte activa de todas las propuestas, investigando y
realizando cada cosa que sea necesaria para lograr el objetivo planteado. Que
cada uno pudiera pensar e inventar su propio súper héroe era nuestro objetivo,
y para esto seguíamos investigando.
Necesitábamos
saber como se movían los súper héroes de la tele, cómo aprendían a volar, como
hacían para saltar tan alto, y a través del cine lo fuimos descubriendo. Elegimos
dos películas, “Los increíbles” y “El hombre araña 3” , pero como la idea no era
verlas enteras, seleccionamos con anterioridad las partes más interesantes para
nuestro trabajo. Elegimos momentos en donde los súper héroes se estiraban, o
volaban o se hacían de goma y entre todos fuimos conversando como podríamos
hacer nosotros para tener poderes. “Yo voy a volar con mis manos así” dijo Mauricio
mientras estiraba los brazos. “Cuidado con mis rayos que queman” decía
Cristian. En ese momento nosotras pensamos que lo mejor era tener poderes
distintos, y propusimos que cada uno pensará un poder para su súper héroe.
Realizar un
proyecto no es tarea fácil, todos los días hay que recordar que las actividades que se hacen son las que
nos permitirán llegar a un producto
final, y esto pasaba en nuestra sala, al principio comenzábamos todas las
actividades diciendo que íbamos hacer y para qué, pero después de unas semanas
eran ellos mismos los que se iban apropiando de las producciones y se
recordaban el para qué de cada actividad.
Puntadas finales
El calorcito
se iba haciendo más intenso, en la sala ya había más de una docena de Súper
Héroes que corrían, mataban y volaban por el patio. Todo el grupo estaba
entusiasmado con el “desfile final”. Todos los familiares estaban invitados a presenciar el gran
momento.
“Los súper
héroes de la sala” iban a dar un gran desfile para presentarse en sociedad, ya
todos tenían nombres originales y poderes jamás escuchados como “fuegos de
cosquillas” o “rayos de caramelos que nos dejan a todos pegoteados”. Cada uno tenía
su disfraz terminado, con medias, capas, calzoncillos, polleras, etc. y por su
puesto cada uno con su máscara. Así los niños y niñas fueron creando su propio
personaje, su producto final, al que luego le dieron cuerpo y vida.
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