Escribir nuestras prácticas para trasformar nuestro mundo
Compartiendo nuestras prácticas: Hacia la
narración de experiencias educativas
Los profesionales de
la educación solemos comunicar nuestras experiencias educativas mediante
relatos escuetos cuando la vorágine del día nos deja un lugar para el
encuentro o también compartiendo nuestras planificaciones, proyectos y actividades
realizadas. La idea que se sugiere en este artículo conduce a entablar otros
caminos de comunicación invitándolos a realizar relatos escritos de nuestras prácticas vividas que también conlleven una reflexión crítica sobre las mismas. Así, en esta manera de socialización, podemos producir mayor interacción entre quienes participamos en el proceso
educativo con el objetivo primordial de comunicarnos pero también reflexionar conjuntamente para mejorar
nuestras prácticas.
Por María Laura
Castro
Tejiendo lazos
de comunicación
“Las palabras nunca
alcanzan
cuando lo que hay
que decir
desborda el alma”
-Julio
Cortázar-
La
comunicación es parte de la propia
esencia del ser humano que existe, en
tanto, se comunica con los otros. Propio
del encuentro con otros, los profesionales de la educación durante nuestros
tiempos y espacios compartidos relatamos
ideas, proyectos, actividades que ya hemos realizado o que se estamos poniendo
en marcha. Otra manera que propiciamos para comunicar nuestras experiencias
educativas es compartiendo nuestras
planificaciones para que otros puedan leerlas,
apropiarse y aprehender las mismas.
Estas formas predominan en la relación
entre los educadores, parten de la cotidianeidad,
de la comunicación diaria, de los lazos que nos unen en una institución
escolar; surgen de la espontaneidad de entablar
conversaciones cargadas de códigos de pertenencia con personas que comparten una misma profesión en algún
espacio y tiempo compartido.
La
idea que les proponemos en este artículo es generar más espacios de comunicación, de
debate, espacios para compartir con la expectativa de tejer aún más lazos entre
los educadores.
Creemos que deberíamos sumar más
prácticas comunicativas ya que, sin duda, las palabras
nunca alcanzan cuando muchas de nuestras experiencias
educativas vividas nos han
desbordado el alma. Sin embargo, el
relato escrito puede ser ese “dique” que contenga todas esas palabras que salen de vivencias que
tienen ganas de ser contadas, para poder
leerlas, releerlas, compartirlas y, que ese relato, perdure para siempre.
Generando palabras
eternas
Salimos perdiendo…
Salimos ganando…
Se llevaron el oro
y nos dejaron el oro…
Se lo llevaron todo y nos dejaron todo
… Nos dejaron las
palabras”.
- Pablo Neruda-
La propuesta de este artículo es animar a los docentes a poder
compartir sus prácticas educativas plasmando por escrito una situación educativa vivida – una actividad, un proyecto, una secuencia
de actividades – generando así un texto, una herramienta valiosa para la recuperación
de la experiencia a partir de la reflexión de la misma.
Este relato será una reconstrucción de lo ocurrido, permitiendo
un ordenamiento de los procesos, acciones y estrategias utilizadas en nuestra
propia práctica. La idea es poder construir este texto enunciando lo acontecido
a partir de la narración detallada de las ideas, los objetivos, las estrategias
metodológicas y recursos utilizados para esa práctica de enseñanza particular, sin
dejar de lado la relevancia que toma el contexto en el cual se llevó a cabo, el
cual también debería tenerse siempre
presente. Consideramos
fundamental que se puedan agregar los
cambios que se han producido en la planificación al poner las actividades en marcha;
ya sea porque que las mismas hayan sido permutadas o modificadas en reflejo de
las necesidades e intereses de los niños y niñas, o por cuestiones
institucionales ajenas al docente o a la sala en particular. La idea es poder plasmar en el
relato las observaciones que pudimos rescatar del accionar de nuestros
educandos, ya sean acciones “silenciosas” observadas y registradas, o propuestas
verbalizadas que hayan surgido espontáneamente de los mismos, recuperando
frases, palabras, ideas textuales, tal como han sido expresadas. Para lograr un
relato más real de lo que ocurrió en dicha práctica.
Creemos
que el poder recuperar los detalles de nuestras
prácticas educativas, posee un precio invaluable para enriquecer nuestras
propias acciones. Porque no solo es la comunicación y circulación de ideas,
conocimientos, innovaciones sino que la
devolución que brinda este relato es tanto para el lector receptor – ya que puede nutrirse de un relato
detallado, extraer ideas que pueden
servirle como disparador de ideas nuevas- como también para el artífice del mismo que le
permite rever y revisar la propia práctica.
Consideramos, entonces, que la principal ventaja de
escribir las propias prácticas de manera narrativa, contando en detalle lo ocurrido,
describiendo las decisiones, las acciones, las palabras genera un texto que
permite trasformar al docente, a sus colegas, a sus propias prácticas y al
campo educativo en general, construyendo un verdadero cambio.
Creadores de relatos
“Es hermoso escribir
porque reúne las dos alegrías:
hablar uno solo y hablarle a la multitud.”
-Cesare Pavese-
No cabe duda que
no será tarea fácil dar el paso de
convertirnos en autores -“nuevos autores” - que, contando nuestras
propias historias vividas y reconstruyendo las prácticas pedagógicas realizadas, nos
responsabilizamos en nuestros actos, nuestras decisiones, palabras,
reflexiones y pensamientos.
Consideramos que como profesionales comprometidos con la
educación el propio hacer siempre nos
genera más dudas que certezas. Y al ser
leídos esas dudas quedan expuestas como también supuestos y
creencias que interpelan nuestras prácticas.
Pensamos
que este es el punto de partida, que al hacer
consciente las acciones que hemos realizado en la puesta en acción de la
experiencia pedagógica, puedo reflexionar sobre lo que he decidido hacer y también
sobre lo que decidido no hacer. Tal vez se podría haber hecho de manera diferente
pero lo valioso es poder rever las mismas y
rescatar las nuevas estrategias que se han generado de la propia
acción, porque como dice Schön “somos
verdaderos hacedores de reflexión en la acción”.
Creemos que esto es
importante, en esas prácticas vividas fuimos productores activos
de nuevas estrategias pedagógicas y didácticas que, generalmente, quedan en el
silencio, se pasan por alto, quedan
acalladas en esa experiencia singular,
sin trascender las paredes de la sala, lo que no permite que sean aprovechadas
y redefinidas por otros colegas.
Es
por esto que la escritura de experiencias educativas nos lleva, sin duda, a
saber mucho más de la misma que al comenzar a escribirlas. Al repensar nuestra
práctica educativa , revemos esa
relación tan estrecha entre educador, educando y conocimiento, dándonos cuenta
de todo lo que hemos aprendido enseñando
y como Paulo Freire lo expresa nos damos cuenta que “Quien enseña, aprende al enseñar, y quien aprende,
también enseña al aprender”.
Pensamos que, si los profesionales de la educación -desde los
maestros y profesores hasta directores y supervisores y no solo los estudiantes
en plena formación- pudiéramos comenzar a realizar con mayor frecuencia una documentación exhaustiva de
las prácticas, podríamos destejer las experiencias para volver a tejerlas a través
de relatos reflexivos. Llevar adelante
esa tarea cognitiva sobre las propias prácticas es poner de manifiesto lo que se es, lo que se hace,
dar cuenta de lo que pasa y lo que no dentro
de la escuela, decir lo que se sabe pero también lo que no se sabe, evaluar lo
que se necesitó, de lo que se careció, identificar y poner en palabras lo que
desecha, lo que se omite, interpretar lo dicho y lo que se ha callado.
Por ende, de esta manera, generamos reflexión compartida, tendiendo lazos más
profundos y genuinos entre los profesionales de la educación.
Lectores
de experiencias
Leer, leer, leer…
El alma olvida las
cosas que pasaron(…)
Leer, leer, leer
¿seré lectura mañana
también yo? ¿Seré
mi creador
mi criatura, seré
lo que pasó?
-Miguel de Unamuno-
Pensamos en que no sólo escribir puede ser enriquecedor
para un docente, ya que también leer un relato narrativo ajeno debería permitir
adentrarse en la misma, conocerla, encontrar analogía o discordancia, ideas
originales, problemas comunes, etc. Pero lo fundamental es que sin duda cada experiencia será singular e irrepetible.
Es por eso que vale la pena ser contada. Si bien hacer que esas
experiencias circulen y sean transferibles,
no significa importar mecánicamente las mismas sino que deberían tomarse
como una de las tantas herramientas de reflexión político-pedagógica para
ayudarnos a pensar la educación.
Con
esta documentación narrativa de las experiencias se pretende
que la misma trascienda, quede escrita, fijada en las palabras y, quien quiera hacerse de ella y reconstruirla,
pueda cuando así lo desee, volver al relato cuantas veces lo requiera.
La
idea es que, como docentes lectores de
experiencias de colegas, se pueda entrever entrelíneas, apropiarse de diferentes
maneras esa vivencia, reincidir sobre ella, imaginarla, crear imágenes, escenas
en su mente y recrearlas con sello propio. Y que a su vez, las mismas no queden
allí, sino que se discutan, enriquezcan, se acepten o rechacen. Lo importante
es que extraer de los docentes narradores aquello que hacen en la escuela, que nos cuenten lo que saben, el conocimiento
que generaron por el hecho de haberlo vivido. Trasformar, entonces, sus
prácticas en teorías que nos ayuden a pensar el accionar dentro y fuera de la
escuela.
Una
vez que leemos, sin duda, algo en nuestro interior, cambia. Uno puede sentirse inspirado o transformado, se
puede estar de acuerdo o en desacuerdo con lo leído, conmovido, crítico y reflexivo de esas palabras. Las experiencias
ajenas nos permiten reflexionar sobre lo que se ha hecho, lo que no se ha hecho,
traspolarlo a lo que uno mismo hubiera realizado, de acuerdo a su contexto y al grupo de
educandos, interponiendo en este repensar la propia ideología. Porque así como no hay
práctica neutral ni apolítica tampoco hay lectura objetiva de estas
experiencias.
Creemos
que leer, compartir y repensar sobre estos textos narrativos nos permite a los
propios docentes enriquecer nuestras prácticas cotidianas, generar cambios y
trasformaciones reales, y por sobre todas las cosas, nos permite revalorizar
nuestro trabajo permitiendo contar algo de todo lo que se realiza dentro de las
salas y que pocas veces son tapa de noticia.
De esto se trata…
… de animarse, de confiar en otros tipos de comunicación, en la posibilidad de cambio a
partir de un compartir diferente. Partiendo de la pasión por hacer y que esa
misma pasión se pueda plasmar en ese
contar. Que exista y persista esa complicidad propia del compartir profesional,
que emane producción pedagógica, de los docentes escritores y leídos, de los
docentes como lectores reflexivos; se
trata de encontrarse en el acuerdo y en
el desacuerdo, de empezar a dejar atrás la
tarea solitaria de puertas adentro de la sala y del aula, de poder proyectarse hacia otros y otras mediante relatos cargados de palabras, de vivencias, de
hechos, de enseñanza, de aprendizaje, de estrategias y convertirlos en relatos llenos
de placer por enseñar.
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Ideas para
poner en marcha
. Animarse a escribir: narrar en detalle alguna experiencia educativa que, llena de pasión y ganas, nos pida ser
contada.
.
Utilizar como herramienta un diario donde documentar observaciones, ideas, dudas de diferentes actividades y proyectos
llevados a cabo que nos transmitan ganas de ser compartidos.
.
Animarse a comunicar y compartir una experiencia narrada en sitios web, en
revistas educativas, en revistas o boletines escolares.
. Buscar,
leer para atesorar y re -crear experiencias narradas
sobre proyectos, unidades y actividades realizadas y compartidas por otros colegas. Recomendamos puedan leer
algunas experiencias en tejiendoinfancias.blogspot.com.ar.
Los invitamos a empezar a animarse a relatar y compartir sus
experiencias educativas y enviarlas
a nuestro mail: tejiendoinfancias@gmail.com para que
podamos publicarla en nuestro blog o
página de facebook.
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Dedicado a mi querida colega y compañera
Paula Foray que me animó y alentó a escribir mis prácticas educativas.
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